El entretiempo del partido que jugaron Sarmiento y Racing se convirtió en el momento oportuno para recordar a Sergio Lippi, quien falleciera el pasado 22 de junio.
Como es habitual desde hace un tiempo, la Liga Profesional impide que los homenajes se lleven a cabo en el comienzo de los partidos (salvo excepciones) y en consecuencia los 15 minutos de espera entre un tiempo y otro son propicios para este tipo de acciones.
Así, ingresaron al campo de juego quien fuera su esposa, Julia, su hermana, Zuly, su sobrina, Agostina, su nietastra, Emma, los jugadores que fueron sus dirigidos en diferentes momentos: Pablo Aguilar, Jony Aquino, Roberto Tucker, Rodrigo Aillapán, el presidente, Fernando Chiofalo; junto a ellos sus algo más que excolaboradores Jorge y Martín Funes. Los Funes, que transitaron el camino profesional junto al DT, eran quienes más cerca estaban de Lippi, exceptuando a sus familiares. Cuentan que no paraba de hablar de fútbol cada vez que lo veían y qué otro lugar que una cancha, allí donde tantas veces salió para dirigir, donde regaló tanta felicidad al pueblo sarmientista, para homenajearlo.
Respeto y emoción surgieron de esos rostros apesadumbrados por la reciente pérdida. Pero en ese dolor se llevaron como un abrigo, en la fría noche, el caluroso aplauso de todo el Estadio Eva Perón, que de pie, despidió a uno de los entrenadores más importantes de su historia.
Antes, cuando el equipo había salido a la cancha para disputar el encuentro, se formaron para la foto junto a una bandera que tenía el rostro de Sergio y decía «volá alto profesor. Sergio Lippi, por siempre en nuestros corazones».
Además, Yamil Garnier, quien estuvo en el banco de los suplentes, lució el brazalete con la misma imagen y leyenda.
Fotos: Mariano Morente.
Texto: Federico Galván.