Era de Junín. Era de nuestra ciudad porque había nacido el 15 de febrero de 1964 y era sarmientista desde que su primo, Oscar Tuso, le advirtió, a los 10 años, que tenía que ficharse en el Verde y desestimar la invitación de Mariano Moreno. Desde ese momento comenzó a vestir y a defender ese buzo hasta sus últimos días en los que una maldita enfermedad se lo llevó a los 61 años. Se llamaba Mauricio Gianfransesco y era un poco el arquero de todos: de los más chiquitos que concurrían a las clases del Club Social, de los que lo vimos «volar» cuando se paraba en el arco en aquellas hermosas tardes de sábados del ascenso, de los que aún sin verlo tienen la inquitud de revisar la historia y del equipo senior, entre otros.
Con esa melena característica edificó una carrera que se inició en aquel 1984 cuando Sarmiento transitaba la Primera B. La primera vez que se visitó para integrar el banco de los suplentes fue el 29 de septiembre y luego, el 17 de noviembre, le tocó debutar en un partido frente a Tigre como visitante correspondiente a la última fecha. A partir de allí fueron 141 partidos y tres ascensos que enmarcan su prestigiosa carrera.
En este último tiempo, Mauricio se desempeñaba como entrenador en el Club Social y era uno de los responsables Senior de Sarmiento. Allí, desempeñó tareas vitales para que la actividad pueda perdurar en el club porque además de jugar se encargaba de infinidad de aspectos burocráticos, humanos y de la organización.
Excompañeros, alumnos, amigos y familiares estuvieron pendientes de lo que sucedía con su salud y seguramente desde todos esos lugares, pero sobre todo los arcos del Eva Perón, hoy ya lo estamos extrañando.
Datos: Libro CAS Mi Pasión.









