El mismo lenguaje

Fernando Chiofalo parece haber encontrado la horma de su zapato. Israel Damonte cumplirá siete meses en el cargo, el próximo viernes, y a pesar de atravesar uno de sus peores momentos en la institución, en cuanto a los resultados, la comisión directiva, encabezada por su presidente, mantiene al técnico cuando en otras ocasiones, en situaciones similares, optó por tomar un cambio de rumbo.
Desde que Chiofalo es presidente de Sarmiento pasaron infinidad de entrenadores y si hay algo en lo que la conducción no fue ni es clara es en el perfil de DT elegidos. Las características, por momentos opuestas de un semestre a otro, pasaron desde Sergio Lippi hasta Ricardo Caruso Lombardi y en el medio un sin fin de variantes que no responden a una idea futbolística definida.
Hace algún tiempo hablar en Junín del Verde era imaginarse un equipo poderoso desde el juego ofensivo, apostando a la asociación como medio para generar opciones en el arco contrario. Esa imágen del club estuvo sostenida por grandes equipos como el del 77 pero también por grandes maestro que pasaron por la entidad, como la referencia ineludible de Horacio Taqueta Barrionuevo, que primero derrochó magia dentro del campo y luego transmitió toda su sabiduria desde el banco de suplentes a distintas generaciones.
Ese sello nunca pareció ser algo a tener en cuenta por la actual conducción que lentamente fue borrándolo hasta llegar al punto que si hoy se pregunta cuál es el estilo de Sarmiento, sería un interrogante difícil o imposible de responder.
En ese contexto, Damonte aparece para seducir al presidente (y a gran parte de su comisión) y contar con la confianza total para hacer y deshacer a gusto y placer con la mirada complaciente de quien toma las últimas decisiones. En el regreso, el DT llegó alertando a todos que el equipo que recibía “no era el suyo” lo que le permitió tener una racha de seis partidos perdidos y un empate que con otro técnico no hubiese pasado (Sergio Rondina duró seis juegos: menos de un mes de competencia y Pablo Lavallén 10). En los argumentos, el entrenador esgrimía que necesitaba jugadores que respondieran a su idea de equipo más emparentada con el sacrificio que con el juego; sin embargo, en el mercado de pases la mayoría de las contrataciones fueron a contramano de esa idea: Nicolás Gaitán, Gabriel Hauche, Valentín Burgoa, Gabriel Gudiño, Bryan Cabezas… Ahora, a pesar de tener a “sus jugadores” el equipo no logra revertir una de las peores campañas de Sarmiento en la máxima categoría con ocho juegos sin triunfos y cada vez más cerca de la última posición.
En las expliciones sobre la actualidad que el presidente dio al streaming «Soy Sarmiento» utilizó argumentos muy parecidos a los que el técnico suele esbozar en las conferencias de prensa, haciendo hincapié en rebuscados aspectos positivos que hasta aquí claramente no alcanzan, pero el dato alentador es que parecen estar alineados en la manera de mirar las cosas, aunque en el mismo lugar le faltó contundencia para asegurar su continuidad: «Hablé con los chicos, el cuerpo técnico está bien…veremos el domingo. Hay que ir paso a paso».
Volviendo al juego, para cambiar ese presente, desde hace unas fechas el equipo modificó la manera (por momentos) de afrontar los partidos, con más ambición por el arco contrario, atendiendo a los futbolistas con los que cuenta y paradójicamente a la imperiosa necesidad de sumar de a tres, algo que no consigue desde el 24 de julio, aunque la pregunta a esta altura es si no es demasiado tarde.

Nota: Federico Galván.

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