Por Federico Galván
Cuentan los que lo conocen que a los tres años se metía en los picados con los de cinco en su Lincoln natal y en uno de esos partidos sacó un tiro que pasó al lado del palo. Llegó a la casa y subiendo las escaleras le dijo a la madre: “Cachi hago un gol”. Esa pasión por el juego parecen haberlo acompañado desde que salió de la panza de Silvana y esa anécdota lo siguió unos cuantos años más en su vida, ya que derivó en un apodo porque, según dicen, la pelota efectivamente había pasado al lado del palo, pero del arco propio.
Joaquín Gho cumplió 17 años el 14 de mayo pasado en el mismo contexto que todos cumplimos años en este 2020, y sobre todo en ese momento de la pandemia, en su casa y sin grandes festejos. Pero el hecho de estar en su casa lo reconfortó un poco. Es que además de entender al juego como su forma de vida, hay otras cosas que le quitan el sueño: estar cerca de la familia y los amigos. Ese apego le cambió el rumbo de su vida a los tempranos doce años. En esa edad donde los chicos se preocupan por andar en bicicleta o tomar una rica chocolatada a las apuradas para ir a la canchita más cercana, él había quedado en Boca Juniors y hacia allí partió para hacer la pretemporada; sin embargo a los pocos días estaban Juan Carlos y Silvana para traerlo de vuelta porque extrañaba.
Juan Carlos y Silvana son su padre y su madre y según pasan los años el acompañamiento continúa. A Sarmiento llegó en el 2017, a raíz del conocimiento que Juan Carlos Pírez tenía de Rivadavia y la relación con el padre, que además de exfutbolista es entrenador del club linqueño, y para no quedarse en la pensión ellos venían a buscarlo cada día luego de la práctica. En esa época integraba la Novena División, dirigida por Daniel Carpaneto y que tenía como preparador físico a Ezequiel Carletti, quien además fue su técnico en séptima, la temporada pasada. “Como persona se destacan la tranquilidad y la humildad, además se entrega al máximo en los entrenamientos. La principal característica es que ama el fútbol y vive para eso”, sostiene el DT.
Pero a papá Gho no solo le interesa el desempeño deportivo de Joaquín, sino también el camino que está haciendo en la vida a su corta edad: “Cuando llegó a Séptima División decidió que tenía que irse a vivir a la pensión porque quería jugar al fútbol sí o sí y desde que está en Junín le fue bien en el fútbol y en el colegio; además fue elegido como mejor compañero y con eso ya a nosotros nos alcanza”.
El lunes 28 de diciembre de 2020 fue su debut en Primera División y la estadística dirá que ingresó a los 85 minutos por Gabriel Graciani en el encuentro que Sarmiento le ganó a Deportivo Riestra por dos a uno. Cuando terminó el partido, el entrenador, Mario Sciaqua, dijo: “tiene la edad de mi hijo y debutar en un partido así no era fácil para un joven pero el pibe entró y lo hizo muy bien”. No es casualidad, Leopoldo Tomino, entrenador suyo en la Octava profundiza esa idea: “Siempre me sorprendió esa capacidad y esa inteligencia para entender el juego como un adulto. Tenía 14 años y resolvía como alguien de 30”.
Tomino y Careletti coinciden en destacar la inteligencia, tanto que ambos lo utilizaron en diferentes sectores del campo dada la adaptación que mostró para desempeñarse en el campo de juego. Así, fue extremo o interior derecho en un 4-3-3; medio externo o contención adelantado en un 4-4-2 y hasta alcanzó a jugar de lateral derecho en alguna ocasión especial en la séptima. En esa categoría se destacó junto al Pelado Ángel Andrada y las buenas actuaciones lo hicieron saltear la sexta, quinta y cuarta, para comenzar la pretemporada con la Reserva en el inicio de 2020 y, aunque primero la pandemia le impidió debutar en el equipo de Martín Funes, luego se vio beneficiado sumándose junto a otros cuatro futbolistas como sparring del equipo que por entonces dirigía Iván Delfino. Así, de un momento a otro, pasó de estar en el aula con sus compañeros de colegio a desbordar por la punta derecha en el Guillermo Laza.
Foto: Brenda León.
