Sarmiento y los 110: el año del campeonato y la pandemia

El Club Atlético Sarmiento de Junín cumple 110 años de vida este jueves primero de abril. Los 365 días que acaban de transcurrir serán recordados por ser el de la cuarta estrella en la historia, el del tercer ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino e inevitablemente por estar atravesado por la pandemia del Covid-19, aunque en el momento en el que se escriben estas líneas resulta imposible determinar si será el único cumpleaños en el que escribiremos del tema.

Si el año anterior había estado signado por la inauguración del Centro de Alto Rendimiento y el debut del fútbol femenino en la segunda categoría; este también fue el del epílogo de ese torneo que se inició en 2019 y que culminó en 2021 con un final amargo pero con un camino histórico que seguramente el tiempo lo pondrá en su real dimensión. El equipo que dirigió Sergio Barbagelata se había armado para competir en la categoría creada en ese certamen y realizó una gran campaña quedando dentro de las diez clasificadas para disputar la Zona Campeonato por dos ascensos pero la pandemia obligó a reformular el epílogo. En ese contexto Las Guerreras igualaron en la primera posición con Comunicaciones y perdieron en la definición. En esa campaña también quedará grabada a fuego la actuación de Sofía D’ambrosio, goleadora del torneo, lo que le significó un traspaso a Racing de Avellaneda para jugar la Primera División y por estos días la citación a la Selección Argentina.
En el contexto de la pandemia, con las cuotas sociales caídas en más de un 40% y la falta del aporte de los patrocinadores, los dirigentes preveían lo peor y hasta se habló de “bajar la persiana”; sin embargo los dueños de los derechos televisivos continuaron pagando la cuota en los meses en los que no hubo fútbol y eso ayudo a ir saldando la deuda con el plantel profesional y el ATP (Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción) del Estado aportó para pagar los sueldos del resto del personal para que todo, de a poco, se vaya acomodando.
También hay un capítulo aparte para un grupo de dirigentes/subcomisiones de los diferentes deportes que se pusieron al hombro al club en el peor momento, cuando no se sabía qué rumbo iba a tomar el mundo y haciendo infinidad de acciones para no dejar de sustentar a los profesores. Bingos, pizzas, comidas, rifas…cualquier cosa que se les ocurriera fueron un sostén que fue acompañado por los socios/as y la familia del club en un momento crítico. En ese sentido, cabe recordar que la lógica del Verde casi siempre va al ritmo de lo que pasa en el fútbol profesional, mal que nos pese. El presupuesto que se arma año tras año poco contempla lo que pasa en otras áreas, casi siempre vinculadas a las subcomisiones, ponderadas o sufridas, según el cristal con el que se lo mire. Algunas realizan tareas titánicas para sostener la actividad sin el mínimo apoyo de la caja principal, incluso, a veces, denostadas; sin embargo se las arreglan para subsistir y hasta para generar nuevas instalaciones: las luces en la cancha de césped sintético son un ejemplo.
Para el final queda lo del principio. Otro campeonato y otro ascenso a Primera. Otra vez usufructuando a más no poder una reestructuración de un certamen. Como en otros momentos de la historia el equipo juninense se benefició de la suspensión del torneo. En esta oportunidad el Covid cortó un certamen a 9 fechas del final (10 para Sarmiento) cuando El Verde no estaba en su mejor momento y se encaminaba a jugar por la segunda chance. En ese contexto se reformuló siendo competitivo en un mini torneo y cuando todo parecía que marchaba de maravillas el entrenador Iván Delfino dio un paso al costado aduciendo la búsqueda de tranquilidad y estar cerca de su familia para irse a Patronato. Llegó Mario Sciacqua y el camino tuvo el final que debía tener: Sarmiento campeón luego de otro sufrimiento llamado penales que esta vez terminó con un final feliz.
Un nuevo año comienza para la vida sarmientista con el desafío de continuar creciendo no solo en el fútbol profesional. La llegada a Primera es un faro y un contagio para el resto de las disciplinas y también un beneficio y un desafío para el fútbol amateur que en pocos días volverá a competir en la elite de los Tornos Juveniles de AFA. Un año para seguir soñando con un club mejor todos los días y con la esperanza que en los 111 ya no haya pandemia.

Por Federico Galván.

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