En el estadio, en el centro juninense, en las redes sociales y en diferentes partes del mundo: compartimos tres testimonios de verdolagas en el exterior.
Por: Federico Galván para Junin Digital
Las redes sociales, los balcones de las casas, las calles, los autos, el estadio, y cualquier lugar del mundo fue una buena excusa este domingo para exponer una insignia verde y celebrar el Día Internacional del Hincha de Sarmiento.
La iniciativa principal fue la del Movimiento Cultural y Popular Sarmientista, ideólogos de la instauración de la fecha que evoca la movilización a Banfield de 1980, que desde hacía una semana venía incentivando a los seguidores para que compartan su amor por Sarmiento a través de las redes sociales bajo la etiqueta #DíadelHincha y también enviándolas a @MovimientoSarmientista (Instagram). Allí se vieron infinidad de fotos con camisetas verdes y banderas colgadas de las casas; al mismo tiempo que fueron realizando entrevistas en vivo con referentes del club.
Pero también hubo festejo en el centro de la ciudad con una caravana de autos, propuesta por el club, que partió desde la explanada del colegio Nacional y que culminó en la puerta del Estadio Eva Perón con cantos y redoblantes.
La distancia tampoco fue un impedimento para la celebración. Uno de los que está lejos de Junín pero lleva los colores a todos lados es Cristian Alegre, quien jugó en el club y que se encuentra radicado desde hace tres años en Alicante, donde desarrolla su profesión de chef. «Creo que soy hincha desde el momento en el que empecé a ir a la cancha solo, desde que Sarmiento estaba en la ‘C’. Entre tantos recuerdos tengo el de haber visto el partido ante Comunicaciones desde arriba del techo de una casa y cuando ascendimos en el 96, en cancha de Tigre, nosotros hacíamos fútbol con ese plantel, así que al regreso fuimos a recibirlos a la ruta y el festejo era en el restaurante Andy. Aproveché que tenía el carnet de jugador del club, se los mostré a los de seguridad y terminé festejando con los chicos adentro», cuento El Kanguro, como lo conocen su excompañeros entre los que están Cristian Muñoz, Marcos Stella y Tomás Mahon.
Otro de los hinchas que vivió su día a la distancia fue Santiago Corbanini, hijo del histórico jugador, Alejandro. Está viviendo en Australia desde donde se emociona al contar que sus recuerdos van de la mano con su nacimiento ya que solía ingresar a la cancha de la mano de su papá, cada vez que el equipo jugaba de local. «Si no me hacía entrar con el equipo me largaba a llorar, así que era como la mascota del plantel. Del club tengo recuerdos de muchos partidos con mis amigos, de la pileta con la familia: con mi hermano nos conocemos todos los recovecos de la cancha», cuenta a la distancia y rescata como un momento inolvidable aquel campeonato del 2004: «Fuimos a la cancha de Atlanta con mi papá, mis tíos, mis primos, mi abuelo, mi hermano y cuando terminó el partido hubo disturbios y me buscaban por todos lados…yo estaba festejando!».
Una historia muy particular es la de Mario Delfino, que desde Almería se retrotrae hasta el año 1990 y el ascenso a la Primera B: «Tengo muchas historias con Sarmiento pero hay una que me marcó: en la final de la C mi viejo no me quería llevar a la cancha porque me decía que era muy peligroso. Teníamos de vecino al Gallo Célico, que era masajista del plantel, y estábamos paseando por el centro en el auto cuando estaciona al lado nuestro el colectivo de los jugadores. Me vé el Gallo y me dice ‘vení con nosotros’, le pregunté a mi viejo y me dejó. Fue así que me fui con ellos hasta la cancha, estuve en los vestuarios y salí con el equipo al campo de juego, es más, soy el nene que está en la famosa foto del ascenso».