No anotó un gol definitorio ni evitó uno en la línea. No pateó un penal en la definición ante Estudiantes de Río Cuarto ni atajó el último. No, Gerardo Alfaro no estuvo en ninguno de esos lugares pero sí en otro importante. Llegó de la mano de Iván Delfino para ser su ayudante de campo en 2017 y su particular historia hizo que permanezca como asistente cuando Mario Sciacqua, Facundo Besada y Gastón Biaín se hicieron cargo del equipo, en diciembre de 2020, para luego terminar consiguiendo el campeonato y ascenso a Primera el 16 de enero de 2021. «Al momento de la partida de Iván (Delfino) me daban como un posible reemplazante, pero independientemente de quién viniera yo sabía que el ascenso se iba a dar. La decisión que venga Mario (Sciacqua) fue muy acertada y la reunión con él para la continuidad mía duró 15 minutos en un momento donde yo estaba haciendo las valijas para irme”, afirma y agrega una de la razones para permanecer: “Yo sabía que el ascenso se iba a dar. Lo dije antes y después: no quería verlo por televisión porque sabía que se iba a concretar”. Para corroborar esa afirmación da fe quien escribe, en ambos sentidos. En la previa y en las declaraciones luego del título, en pleno campo de juego del 15 de Abril, al grito de “te lo dije” entre lágrimas y el hilo de voz que le quedaba.
Pasaron más de dos años de aquella conquista, en el medio Alfaro dirigió los destinos de Lambert, en Monte Maíz, y desde febrero del 2023 se sumó a la coordinación del fútbol formativo de Belgrano de Córdoba. El cruce del Verde y el Pirata en la fecha de Juveniles AFA lo trajo nuevamente hacia Junín donde recibió a dirigentes, amigos y excompañeros de trabajo como si nunca se hubiera ido. «Tengo mucho sentido de pertenencia. Pasé cuatro años hermosos en el club, en la ciudad, tengo una hija que es juninense y hoy tenía unas ganas bárbaras de estar acá”, reconoce.
La charla se da en el medio del partido de Octava División, con ese sonido de fondo tan característico de entrenadores que emiten indicaciones, reclamos hacia los árbitros y la atención del técnico que lleva dentro lo hace espiar a ver qué pasa en cada jugada. “Estamos trabajando en una estructura que es gigantesca, que involucra desde Reserva a Novena, de AFA y de la liga local, y el femenino desde Primera hasta Sub12. Son 27 planteles que manejamos con un grupo de trabajo muy bueno con el objetivo de nutrir a la primera división “, describe sobre su tarea en el conjunto cordobés y la diferencia de su anterior trabajo: “Los tiempos son totalmente distintos. Nosotros planificamos a largo plazo con los chicos y en cuanto a metodología con los entrenadores de las distintas categorías. En primera eso no se puede. Acá tenemos que manejar la ilusión de los chicos, emociones, ansiedad, desarraigo porque muchos vienen desde lejos…”
En ese sentido, y también en cuanto a la metodología, el trelewense explica que “no hay un lineamiento en el que se baje un sistema. Los entrenadores, según sus gustos y en base a las características de los jugadores presentan el dibujo que crean convenientes. Enrique (Borrelli) se hizo cargo hace un año cuando Belgrano estaba en la Primera Nacional, el objetivo es hacer pie en esta categoría y a partir del año que viene bajar un modelo de juego que sea acorde a la historia de la institución. Estamos dando pequeños pasos para ponerlo en práctica a futuro”.
En Junín siempre se menciona que para sostener el proyecto del fútbol formativo y la estructura que se generó en su entorno es casi indispensable la permanencia en primera y en ese aspecto hay un punto de contacto con lo que sucede en Belgrano. “Desde afuera creía que era muy difícil sostener la infraestructura monstruosa que tiene Belgrano si no se ascendía: se iban a tener que comenzar a recortar presupuestos porque además las ventas de futbolistas no es lo mismo tampoco. Por eso, más allá del trabajo que uno hace, lo que se mira es cómo le está yendo a Primera División”.
La charla vuelve a aquel 16 de enero de 2021, al Estadio 15 de Abril, a ese momento en el que arranca el partido y Estudiantes se lleva puesto a Sarmiento: “A nosotros nos pone en partido el gol de Claudio (Pombo) porque la habíamos pasado mal, ellos habían tenido posibilidades de aumentar pero no estuvieron finos pero a partir del gol se nos hizo más a nuestro favor(…) pero el destino quiso que fuera nuestro como no había sucedido en la final que perdimos por penales y de local con Central Córdoba; con Arsenal no debería haber llegado nunca porque tendríamos que haber sido campeones en la cancha de Chicago durante el torneo. En definitiva, nacimos para sufrir y el final fue con una euforia y algarabía total que unió a la ciudad”.
Termina el primer tiempo de la Octava y también finaliza el encuentro, al menos con Sentimiento Verde, porque cuando salimos entran los dirigentes Gastón Morgan y Gerardo Genna para entregarles una camiseta cuya foto luego sería publicada por las redes oficiales del club. Un pequeño reconocimiento para alguien que dejó algo más que logros.
Texto: Federico Galván.
Fotos: Mariano Morente.